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Cuando el cemento habla, parte I. Lineamientos mínimos para una vivienda popular digna.

“…Cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor”. (Coplas a la muerte de mi padre, Jorge Manrique)

“Planificación Urbana y Vivienda Social” se llamó un interesante foro, organizado por la UCA el 25 de octubre del presente año, y al que tuve el placer de ser invitada. Resultó provechoso conocer la experiencia de Sao Pablo, de boca de una especialista en temas de vivienda social y derecho a la vivienda del Lincoln Institute of Land Policy. En el mismo foro se dio participación al representante de una prestigiosa ONG experta en la gestión del “Derecho a la Ciudad” y a miembros pobladores de la Comisión Nacional de Pobladores (CONAPO), quienes manifestaron sus demandas de acceso a la vivienda de interés social y los problemas que enfrentaban para ejercer su derecho a la vivienda y la ciudad.

El gobierno Brasileño de Lula Da Silva, hizo frente al déficit de vivienda de 4.6 millones de familias, a través de un proyecto que se conoció  “Mi Casa Mi Vida”, que integraba 3 ejes: 1)Agenda política de la vivienda de interés social, obligada por Ley; 2)Programa de Crédito Solidario y 3) un Fondo Nacional de Vivienda de Interés Social. De esta forma se gestionaron los espacios o suelos necesarios para los futuros proyectos de vivienda de interés social.

Pero, ¿qué es una vivienda de interés social?, cuando la Constitución de la República, solo se refiere a que la construcción de viviendas en general es de interés social y su énfasis es más en el reconocimiento a la propiedad privada la cual debe cumplir una doble función: privada y de interés social. Asimismo, existe un “Reglamento para la Calificación de Proyectos de Interés Social por parte del Instituto Libertad y Progreso”. ¿Quién o qué define las características espaciales de  una vivienda de interés social?, cuando en la práctica los “proyectos catalogados como de Interés Social” son los proyectos habitacionales cuyas unidades no exceden de $ 15,000.00; ¿cuál es la calidad de vida, ubicación territorial e interrelación espacial que debe tener una vivienda para sectores marginados, que busca elevar el nivel de vida de quienes acceden a ella, partiendo de la premisa “dime dónde vives y te diré qué puedes ser y hacer”?.

En el referido foro, se reflexionó sobre el hecho de que, uno de los grandes problemas que enfrenta la vivienda de interés social es la marginación y segregación espacial con la que éstas son ubicadas. Los urbanistas no quieren este tipo de unidades habitacionales en sus proyectos porque es una desmejora estética y de precio al proyecto principal, a menos que el proyectista esté construyendo dedicadamente a ese segmento de mercado. Los problemas de marginalidad social,  y estructural, así como la delincuencia, no posibilitan una apertura de integración urbana, porque el concepto cultural de “vivienda de interés social” es aquella que se ubica y debe seguir siendo ubicada en las áreas de la ciudad más desplazadas. En otros países la calidad de este tipo de vivienda  es tal que, incluso para aquellos ciudadanos que no pueden comprarla, pero que desean ejercer su Derecho a la Ciudad, el Estado o el Gobierno Local facilita viviendas de alquiler, las cuales se caracterizan por su integración con el resto del territorio urbano y la calidad de sus espacios necesarios para una vida digna, que posibilite el desarrollo humano.

Oír hablar a los expertos nacionales e internacionales de estos temas vinculados a uno de los recursos naturales no renovables: el suelo, me hizo recordar el primer trabajo jurídico que desempeñe como empleada, en los últimos años de vida del recordado Instituto de Vivienda Urbana, entidad estatal creada en la gestión presidencial de Oscar Osorio, en el año de 1950 y cuyo principal fin era de dotar de vivienda a la familia salvadoreña. EL IVU, como era conocido dicho instituto, era una institución que integraba todas las disciplinas del desarrollo urbano. En ese hermoso edificio donde hoy se encuentra ANDA, a un costado poniente de la Universidad de El Salvador, laboraron una trayectoria infinita de profesionales encargados de formular, planificar, desarrollar y administrar los proyectos del IVU, los cuales desde su pre factibilidad debían ser supervisados por sociólogos, expertos de la distribución del espacio y en la temática ambiental, quienes garantizaban esa calidad de vida, aunque sea mínima, que debe reunir una vivienda que motive y propicie la superación y bienestar de los salvadoreños.

El IVU construyó viviendas de interés social, bajo la desiderata de la integración socio espacial de la unidad de actuación y de calidad de las condiciones ambientales del entorno. El IVU sabía que el desarrollo urbanista no podía ser encarrilado solo a un segmento de la población económica salvadoreña, ya que su filosofía era que el suelo es un sustrato no solo de relaciones físicas, sino también de cohesión humana, que facilita la construcción de valores, y orienta conductas y comportamientos. Una unidad de actuación urbana no está conformada solo por el cemento, ladrillos, paredes y estructuras que la componen, sino también por esas múltiples relaciones que allí se generan. Quiero citar solo 2 ejemplos: Centro Urbano ATLACATL y Centro Urbano MONSERRAT, de cuyas características y bondades socio ambientales y espaciales reflexionaré en la segunda parte de este tema.

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